martes, 25 de diciembre de 2007

Sueño navideño de un soñador aterrizado

Sueño navideño de un soñador aterrizado

Hoy es un día de felicidad cuando unas palabras clave como vida, amor, armonía, tolerancia, solidaridad, esperanza, autoridad y respeto, te llevan a encontrar el significado de la Navidad. Anthony de Mello dice: "Para aquellos que han aprendido a disfrutar el hoy, todos los días son Navidad". Y Navidad es la abreviación de la palabra natividad, es decir, nacimiento.Atreviéndonos a interpretar a un hombre extraordinario, esta frase podría significar que cada amanecer el ser humano renace y que la clave está en sentir alegría, gozar y vivir el momento, porque el pasado ya no es, y el mañana es incierto. No significaría -y otra vez somos atrevidos- gozar por gozar y de cualquier manera, ni buscar la alegría allí donde no se encuentra o en lo que no hace la felicidad.Creemos que no es la abundancia de cosas la que hace feliz al hombre. Tampoco, las carencias absolutas. Ni los excesos y la libertad sin límites. Tampoco, la esclavitud. No es el licor ni las drogas alucinógenas. Unos y otros generan paraísos ficticios que se desvanecen en un abrir y cerrar de ojos y propician la agresividad, el atrevimiento y la violencia criminal.De Mello, no querría significar: carecer de perspectivas de futuro, de anticipación de escenarios. Hay que soñar, porque los sueños son el motor único de realidades nuevas. "Querer es poder", dice el libro La Alegría de Leer, fuente del aprendizaje de la lectura para varias generaciones de colombianos que recordamos la carátula en la que aparece un grupo de niños que va feliz a la escuela, con sus útiles de estudio y con el tricolor amarillo, azul y rojo de nuestro país.Y hay que soñar con una Patria y un mundo mejores en donde haya espacio para todos, y donde cada ser humano tenga igualdad de oportunidades para desarrollarse, sentirse útil en la comunidad y participar, con dignidad, en su construcción. Que todos en Colombia y el mundo tengan trabajo, alimento, salud, una vivienda decente, estudio, recreación. Que todos sepamos que cada derecho tiene su correspondiente deber.Volvamos a palabras clave: Vida, tolerancia, solidaridad, esperanza, autoridad, respeto, disciplina, equidad, transparencia, perdón. Y agreguemos otras, aunque parezcan sacadas del cajón de los recuerdos de los papás, abuelos o curas: amor, buena voluntad, armonía y paz. ¿Acaso todas estas palabras no contribuyen a encontrar el significado de la Navidad? Anthony de Mello murió prematuramente hace ya alrededor de 20 años, y fue un sacerdote jesuita de la India que interpretó el mensaje evangélico y lo conjugó con su filosofía oriental. De ahí la pertinencia de sus palabras cuando el mundo cristiano celebra un aniversario más del nacimiento de Jesús, en Belén de Judá.Sabio profundo, aprendió de los libros, de la vida en todas sus manifestaciones. Del ser humano de cualquier latitud, cualquier nivel intelectual y cualquier nivel de lo que él llamó iluminación. Aprendió de Dios, de la Plenitud Absoluta, de la Luz y de la Palabra, así con mayúsculas. Pensamos que sus textos pueden ser leídos y resultarán interesantes para cualquier creyente de cualquier religión, para los agnósticos o abiertamente ateos, para los viejos y los jóvenes. Todos ellos tendrán en de Mello un motivo para el diálogo intercultural e intergeneracional.En momentos en que la Tierra toda y Colombia padecen grandes convulsiones y extravíos, bien valdría la pena retomar sus enseñanzas para descubrir y vivir el verdadero sentido de la Navidad.
Artículo, tomado de el periodico El Colombiano del día 25 de Diciembre de 2007